Moda Muslim

Fotografía del blog de Hana Tajima

Fotografía del blog de Hana Tajima

En el mundo occidental nos llama la atención la moda árabe, hermosos pañuelos cubriendo el cabello, fotografías elegantes y diferentes, la simbología, delicadeza y los trajes específicos de la danza oriental. Pero lo cierto es que en el mundo islámico es todo muy diferente.

Hace unos meses descubrí el auge de las blogueras de moda musulmanas a través de un informativo. Buscando información encontré y compartí a través de Twitter este artículo del periódico «El País». En él conocemos a una de las más influyentes, Hana Tajima, quien ha redefinido los códigos de vestimenta islámicos, consiguiendo la crítica de los más conservadores.

“Nada es fácil. Como siempre que se hace algo que nunca se ha hecho antes provocas reacciones fuertes y encontradas. Para mucha gente, estoy quebrantando los límites de lo que se supone que una chica musulmana debe ser, y eso para mí supone un reto”, cuenta Tajima en el artículo «Devotas de Alá… y Armani» de El País.

Lo cierto es que todos conocemos el interés que la moda suscita en las mujeres musulmanas y la adaptación a este mercado de colecciones y escaparates en los puntos de venta por parte de diferentes marcas del grupo Inditex, Armani, Calvin Klein o Prada.

La mayoría de la ropa de diseño islámica se produce en Estambul, que según el artículo «La moda le gusta a Alá» publicado en El País el 4 de febrero de 2012, es un negocio que mueve 96.000 millones de dólares al año en todo el mundo.

Los estampados y los coloridos se han introducido en la moda islámica, siendo el requisito imprescindible seguir ocultando la silueta, desdibujándola y prohibiendo completamente las transparencias. El pantalón se combina con vestidos largos cubriendo las caderas y la longitud de las faldas llega hasta los tobillos. Debido a los preceptos del islam las mujeres deben cubrir el cuerpo, ya que si no lo hacen excitan los deseos de los hombres y los arrastran a cometer irresponsabilidades.

Lo que está claro es que estos ideales son disfrazados por campañas publicitarias y por expertos en marketing, vendiéndolo como la necesidad moral de cubrirse y el placer de hacerlo, porque según estos gracias a una ropa bonita la mujer musulmana se siente más sofisticada y moderna.

Para finalizar me gustaría comentar que esta industria también cuenta con un Amancio Ortega, el diseñador de la marca Tekbir, que pasó de ser un humilde sastre a convertirse en el costurero de Alá. Éste asegura que su éxito reside en que respeta las exigencias que la religión impone para las mujeres, pero evolucionando el diseño y los patrones (Fuente El País).

Parece ser que la moda musulmana se moderniza pero no se quita el velo… ¿Qué pensáis?